sábado, 14 de febrero de 2015

El engaño de la mujer 2x1

A veces siento que me voy a volver loca y que no entiendo nada de nada en la vida. Pienso mucho en mis abuelas. A una no la conocí, y a la otra muy poco, por eso nunca les pude hacer preguntas metafísicas que me han ido surgiendo con la edad. ¿Se sentirían ellas como yo o no se cuestionaban tantas cosas? Cuando me imagino su vida las veo trabajando muy duramente para criar varios hijos. Sin lavadoras, sin lavavajillas, sin compra a domicilio, sin calentador de agua, sin calefacción... cuidando hijos y marido... Su trabajo era ser ama de casa. Un trabajo duro, esclavo, no remunerado, la mayor parte de las veces no agradecido, sin horarios ni derechos, sólo deberes.

Los años han pasado, las mujeres hemos conseguido conquistas sociales y laborales después de mucho luchar por nuestros derechos. Las nietas de nuestras abuelas, nosotras, tenemos otra vida. Hemos estudiado, nos hemos formado, trabajamos en empresas o como autónomas... y todo eso sin abandonar nuestra condición intrínseca de mujeres y madres. ¡Cómo molamos! Hemos cogido la oferta, oiga, un 2x1. Ahora somos ama de casa y trabajadoras fuera del hogar. Sin restar, añadiendo. Sí señor. Pero a mi molar tanto me está dejando agotá, y no termina de convencerme este cambio, la verdad.

Cuando lo pienso un poco me da la sensación que en vez de ir mejorando nuestra situación, vamos poco a poco empeorándola y como sigamos así vamos a terminar peor que nuestras abuelas. Hace unos años las mujeres se fueron incorporando al mercado laboral fuera de casa. Es obvio que si no estás en casa todo el día no puedes hacer galletas caseras, tortilla de patata cocinada con la receta ancestral de la familia, lavar picos y pañales, dar el pecho hasta los dos años, planchar la ropa, hacer disfraces y no ser vivienda habitual de las pelusas y el polvo. Es que no se puede ni muriendo en el intento. Que no se puede, joder. No hay tiempo. El día tiene 24 horas. Y si como decía antes, nuestras abuelas solo se dedicaban a esos menesteres y no paraban, ¿cómo lo vamos a hacer nosotras si además añadimos a esta fiesta femenina una jornada extra-casera de 8 horas? La respuesta es bien conocida por todos, claro: no dormimos. Pero evidentemente, eso no es posible. Dormimos poco, pero algo necesitamos. Y además, así nos pasa, que vamos arrastrás todo el día.

¿Cuál es la solución? No lo sé. Hoy no voy a entrar a valorar el tema del reparto de tareas con la pareja en la casa. Eso da para varios post. Y tampoco creo que sea la solución completa. Es sólo una parte de la solución. Porque no hay que olvidar que no todas las mujeres viven en pareja, pero sí que todas tenemos las mismas necesidades y problemas. Unas en mayor medida que otras, dependiendo sobre todo de si se tienen hijos o no. Pero todas somos víctimas de la misma trampa. Por lo tanto, vamos a ver qué podemos cambiar nosotras. A mi lo primero que se me viene a la cabeza es que seamos menos exigentes con nosotras mismas y con las demás. No nos presionemos más. Vivimos en el mundo que nos ha tocado vivir y hay que adaptarse al medio, chicas. No pasa nada por comprar las galletas y la tortilla en el súper. Ni por usar pañales desechables. La leche en tetra brik también es nutritiva. La arruga es bella. Los disfraces del chino molan y las pelusas y el polvo decoran mucho.

La próxima vez que en el café de la mañana las compañeras saquen pecho y presuman de lo increíblemente calientes y cómodos que son los calcetines que han tejido a su querubín con la lana ecológica que tuvieron que ir a buscar a la recóndita tienda de un pueblo perdido en la sierra, saquemos pecho y digamos con orgullo: "pues yo le compré a mi Pedrito unos en el Lidl por tres euros que están muy bien. Y después me tiré toda la tarde leyendo". No nos dejemos apabullar por las de nuestro mismo género. Venzamos a la ansiedad y no caigamos en la tentación de hacer las lentejas a fuego lento. Abramos una lata de Litoral. Y por supuesto, no juzguemos a la vecina por detalles como estos. Vamos a querernos todas de verdad. La revolución 2.0 de las mujeres tiene que llegar. Y somos nosotras las primeras que hemos de cambiar nuestra mentalidad.

1 comentario:

  1. Acabo de descubrir tu blog y esta entrada es como si saliese de mi cabeza, cuantas veces he pensado palabra por palabra. Mis días no pasan, vuelan. Que agotamiento

    ResponderEliminar